lunes, 28 de enero de 2008

CAMPEÓN 2007-2008


Finalmente los yaquis de Ciudad Obregón consumaron la tarea de cerrar las bocas de esos ilusos consuetudinarios que son los venados de Mazatlán (porteños después de todo). Ciudad Obregón conquistó así su cuarto título y aunque no me cuento entre sus aficionados, no puedo menos que reconocer su excelente béisbol. Gracias yaquis por preservarnos de otra historia de infamia roja.
Carlos Rivera, Alfredo Amézaga, Justin Lerh, Andrés Meza y Joakim Soria los artífices del campeonato. En relación con el primero, caben dos preguntas. ¿Cómo es que Carlos Rivera no está en Grandes Ligas? ¿Cómo es que alguien pudo pensar en elegir como Jugador Más Valioso a un jugador con nombre de futbolista italiano en lugar de a Carlos Rivera?
Estos yaquis son cosa seria. Bateo oportuno. Poder. Velocidad. Buen Pitcheo. Mejor Fildeo. ¿Qué más se puede pedir? Algo muy simple. Una exhibición de talento en la Serie del Caribe. No por México, porque no me gustan los nacionalismos ramplones, sino por algo de mayor estatura, dignidad y jerarquía: el béisbol.

martes, 22 de enero de 2008

DE LA VENGANZA COMO UN TRASTO TAN INÚTIL


La frase es del maestro Enrique Bunbury, pero aplica por igual a oscuras alucinaciones roqueras y a no menos oscuras tesis de fundamentalismo beisbolero.
Perdieron los Tomateros en semifinales. Un séptimo juego donde murieron de nada. O mejor dicho, donde murieron de todo. Obregón hizo valer su condición de local y está ahora en la final.
¿Odio contra Obregón? ¿Deseos de venganza? No, en lo absoluto. ¿Para qué? Ganó el mejor según las circunstancias. Culiacán tuvo innumerables oportunidades y no las aprovechó. Punto.

LAS FINALES 2007-2008

Sería ridículo caer en la ramplona tentación de desear la derrota de Obregón. Yo, por mi parte, les otorgo mi apoyo, si bien un tanto pasivo. ¿Cómo no pensar en una disyuntiva de fácil elección? ¿Obregón o Mazatlán? ¿Los yaquis que nos ganaron o los despreciables venados?
Siendo así la cosa, van las canicas a favor de Obregón. ¿Sonora contra Sinaloa? Ja. Esto no se resuelve en el falso regionalismo o en la lógica patriotera, sino en la auténtica rivalidad deportiva. Venga yaquis, aún sea por el mísero placer de ver caer a los venados.

jueves, 17 de enero de 2008

EL MATADOR REDIVIVO


El béisbol es un deporte forjado en las inextricables leyes de la oportunidad. En la medida en que los marcadores se cierran y el juego se extiende bajo la amenaza siempre velada de retar el infinito, la oportunidad cobra una relevancia de carácter inusitado. En esas circunstancias, la oportunidad traza minuciosamente la frontera entre la gloria y la ignominia.
Suena trillado pero hay hombres hechos para la hora cero. Hombres que pueden vivir casi permanentemente en las sombras para aparecer como surgidos de la nada justo cuando más se les requiere. ¿Y cómo no sostener de nuevo una vieja tesis? Benjamín Gil es uno de esos hombres.
Jueves 17 de enero de 2008. Un frío inusual en las tropicales tierras culichis. Serie semifinal de la Liga del Pacifico. Serie empatada a dos juegos por bando. Estadio General Ángel Flores. En un juego no exento de drama, de formidable béisbol, de pitcheo rayando lo sublime, de lucha sin dar ni pedir cuartel, yaquis y Tomateros llegan empatados 2-2 a la novena. Tomateros como local cierra la tanda. En segunda base, corre Danny González. En primera base, corre Adán Amezcua. Dos hombres fuera. Huele a extrainnings. En la loma el mejor taponero de los yaquis, el ligamayorista Joakim Soria. ¿Y quién viene a batear? El Matador. Benjamín Gil.
En la tribuna una madre de familia se lamenta: “Benjamín Gil no ha bateado nada.”
Su hijo responde: “Mamá, esos son los turnos de Benjamín Gil. Por eso le dicen el Matador.”
Soria engaña penosamente a Gil. Primer Strike.
De la parte de atrás del estadio algún pesimista balbucea: “Lo van a ponchar.”
“Arriba los yaquis”, grita un provocador envalentonado por los tragos y el silencio.
Soria se prepara. Viene hacia el plato. Benjamín Gil hace sonar el madero. La bola se desplaza con decisión para internarse a tierra de nadie entre la segunda colchoneta y el jardín central. González vuela hacia el home. El receptor bloquea el pentágono. Tiro del jardinero. El receptor recibe la bola. El corredor se barre esquivando el guante del rival. Safe. Los Tomateros dejan tendidos en el terreno a los yaquis. 2-3 marcador final. El Matador lo ha hecho de nuevo. La Locura desciende sobre la noche en Culiacán. Esto es el béisbol.

martes, 15 de enero de 2008

LOS COLORES ENÉMIGOS


No podía dar crédito a la noticia. Mi hermano la soltó como una bomba sobre la mesa. Tuve que leerla varias veces. Imposible. ¿Él? ¿Paquín? ¿Hermosillo? ¿Seguro? Sabemos que… Pero la fuente era irrefutable: Luis Alfonso Félix.
Paquín Estrada será el manager de los naranjeros de Hermosillo al iniciar la temporada 2008-2009 de la Liga del Pacífico. Sí. Paquín. El gran receptor. El gran manager. El gran triunfador en el béisbol invernal. El gran héroe de por lo menos tres de las cinco Series del Caribe ganadas por México (dos de ellas con los Tomateros). El hombre que, con altibajos y todo, mantuvo en los últimos treinta y picos años una intachable trayectoria ligada con el que llegó a ser el equipo de sus amores: los Tomateros de Culiacán.
Paquín Estrada es un símbolo de los colores guindas. ¿Para qué irse al eterno rival? ¿Para qué rondar la delgada línea de la alta traición? ¿Para qué Hermosillo? Puedo imaginarme los argumentos: mantenerse en el béisbol para seguir sintiendo su magia; el imperio de las necesidades económicas; una suerte de venganza madurada contra la insensatez de la directiva Tomatera; estar cerca de su hogar en Navojoa; o hasta un principio de locura senil. Puedo comprender esos y otros argumentos. Pero no puedo aceptarlos.
Para Hermosillo es ante todo un golpe de efecto tendiente a reconciliarse con sus aficionados tras el rotundo fracaso de la temporada 2007-2008. Se llevan al mejor manager mexicano de las últimas tres décadas.
Me tomará algo de tiempo hacerme a la idea de un Paquín Estrada vestido de naranjero y comandando un eje del mal con sede en el estadio Héctor Espino. Al final superaré esa imagen terrible. El béisbol está más allá de esos pequeños capítulos de la historia universal de la infamia. Respeto a Paquín. Le estoy agradecido por los triunfos y las gestas inolvidables. Lo admiro ante todo. Un punto de razón me sugiere no desearle el mal al prójimo. Desde luego no le deseo el mal a ese gran benefactor guinda. Pero no le deseo suerte. En todo caso, deseo que Paquín regrese pronto a su equipo, a su equipo de siempre, a su único equipo verdadero: los Tomateros de Culiacán.

*

Maxwell León, el novato segunda base de los Tomateros, representa el hambre y la picardía beisbolera en su estado más puro. Está convertido en las piernas del equipo guinda. Se raudo recorrido por los senderos ha significado valiosas carreras. Ignoro cuáles serán los derroteros de Culiacán en los play-offs, pero desde esta bitácora le enviamos una ovación de pie a ese pelotero todo garra y pundonor.

sábado, 12 de enero de 2008

¿EL BÉISBOL, UN JUEGO?


En un texto publicado en etcéter@, Héctor González entrevista al escritor Eliseo Alberto, hijo del poeta cubano Eliseo Diego. Entre las preguntas hay una referente al béisbol, cuya respuesta sostiene una tesis provocadora para cualquier fundamentalista beisbolero (V.gr. el administrador de este sitio,): “El béisbol como simple juego…”
Ésta es la parte referida:

En sus libros de alguna forma hace referencia al béisbol, ¿le gusta mucho?

“Me gusta, me aburre un poco, pero me encanta porque el béisbol no es un deporte, es un juego. Deportes son los que están llenos de atletas, pero el béisbol está lleno de gordos, panzones, que andan por ahí y por aquí, están todos borrachos; hasta en las grandes ligas hay una buena partida de gordos.”


No comparto la aseveración de Eliseo Alberto. Quizá bien intencionada se presta aún así a confusión. Dentro de un aparente elogio se oculta el cuestionable sofisma. Dejar pasar así la legítima naturaleza del béisbol no es para el auténtico aficionado. Como tampoco lo es el tratar de fingir un acotamiento del béisbol a la condición física de los peloteros. ¿Acaso no los investigan estos días precisamente por un abuso de los esteroides; un abuso casi rayando en el delirio de los atletas de las viejas repúblicas soviéticas?
Pero no todo es físico en el béisbol, sino más bien física de líneas, contactos, rotaciones, señales, y movimientos-acoplamientos. Se trata ante todo de una exaltación física-mental. Cualquier deporte no se cifra sólo en lo tangible. El léxico y el banal diccionario apoyan esta convicción.
¿Gordos? ¿Panzones? ¿Bebedores? Desde luego los hay. Babe Ruth era uno de ellos. ¿Pero como rebajar al Bambino a la categoría de simple jugador sin caer en el descrédito?
Eliseo Alberto, como escritor que no tiene vergüenza de serlo, hace bien en sacudir conciencias, en ser desmesurado, en retar sus propios placeres, pero su tesis no pasa de eso: de una provocación lisa y llana. Eso sí es un juego. Un simple juego verbal.
El béisbol, y esto lo sabe a conciencia el pueblo cubano, no es un juego. Es el Juego.


*

¿El béisbol es cuestión de gustos? Respondo con otras preguntas. ¿Shakespeare es cuestión de gustos? ¿Mozart es cuestión de gustos? ¿Boticelli es cuestión de gustos? Si el punto es distinguir lo que nos gusta de aquello que no, entonces bienvenida sea la opinión de cada individuo; pero si el punto es, en cambio, reconocer y apreciar la auténtica belleza, entonces no se trata de simples gustos, sino de sensibilidad y educación de la mente y los sentidos. Por eso, la belleza del béisbol no depende del gusto, sino de una realidad a la espera de ser comprendida en su justa dimensión.

viernes, 11 de enero de 2008

EXPERIMENTO A PETICIÓN


A solicitud del gentil visitante de la bitácora de “La ignorancia” voy a tratar de responder a este ejercicio de gustos-disgustos y pasiones-aversiones, muy similar a la llamada Ventana de Johari, es decir una matriz de auto-conocimiento.
La tarea es subjetiva de suyo; ayer no opinaba igual ni el día de mañana opinaré de esta manera.

Cosas que me gustan (y me gusta que me gusten)

El béisbol.
La NBA.
El rumor de la lluvia y su aroma a tierra mojada.
El vino tinto.
El vino blanco.
El vino vino.
El masaje tántrico.
Los cuentos de Borges.
Los ensayos de Borges.
Los poemas de Borges.
Los Yankees.
Los Tomateros.
Los problemas matemáticos.
Los discos de Radiohead.
Los discos de Led Zeppelin.
Las películas de Kurosawa.
Las películas de Buñuel.
Las películas de Terry Gilliam.
Las novelas de Fuentes Mares.
Las novelas de Maqroll el Gaviero.
Babear cuando leo a Rimbaud o a Char.
Leer Hojas de Yerba y decir: "Yo estuve ahí."
Investigar sobre lo que no sé (es decir, sobre todo).
Paz Vega con ropa.
Paz Vega desnuda.
Paz Vega como sea.
Mirar a las chicas sexies (no necesariamente las guapas).
Creer en que es posible seducir a una mujer, cuando en realidad uno es el seducido.

Cosas que me gustan (y no me gusta que me gusten)

Dormir.
El caos.
El silencio.
El pitcheo de Pancho Campos.
La nada.
La cerveza clara.
La idea de Manny Ramirez jugando para los Yankees.
Las religiones.
Las películas de Silvia Saint.
Algunos partidos de fútbol.
Mi camisa de Claudio López con el VCF.
Leer a Georges Bataille.
Escribir (demasiada pretensión hay en ese acto).
Escuchar los debates políticos (ningún político merece nuestra pena).

Cosas que no me gustan (y me gusta que no me gusten)

El gobierno.
El hambre, mía o ajena.
El pagar comisiones a los bancos.
El usar WC’s ajenos (no es mi territorio).
El no tener cerveza cuando se necesita.
El no poder escuchar el béisbol.
El Real Mandril.
El ir a los velorios (alguien está muerto ahí y nunca sé qué decir).
Los libros de Paulo Coelho.
Los nopales.
Los fumadores en los estadios.
Los naranjeros de Hermosillo.
Los venados de Mazatlán.
Los Medias Rojas de Boston.
Los Indios de Cleveland.
Las drogas duras.
Las guilas del América.
Mirar la TV (me refiero a Televisa y a TV Azteca).
(El expresarme empleando paréntesis).

Cosas que no me gustan (y no me gusta que no me gusten)

El bailar.
El ir a las bodas (siento que alguien se muere ahí y nunca sé qué decir).
El pasear en bicicleta.
El ser descarado.
La comida vegetariana.
Los libros de García Márquez.

jueves, 10 de enero de 2008

NOSOTROS CUATRO AÚN


Se percibe ya el acondicionamiento íntimo de la lucha por el título del béisbol en el Pacifico. De ocho equipos que iniciaron sólo quedan cuatro. De las masivas sepulturas de los cuadros eliminados, para algunos es sorprendente la insólita despedida de Guasave. ¿Por qué habría de serlo? No se puede desarrollar un espíritu de play-offs cuando un equipo no ha ganado nada en más de 35 años.
Pero ¿cuáles son los méritos, si los hay, de los cuatro equipos aún en pie?

Los Mochis contra Mazatlán
Los Mochis francamente no tienen nada por perder. Los cañeros llegaron a semifinales de la mano de Culiacán y Mazatlán, quienes no dieron tregua a Navojoa y a Guasave. Pero cuidado, eso del mejor perdedor es un mito. Está en semifinales y no se puede descartar una sorpresa, por mínima que sean las probabilidades.
Mazatlán será un hueso durísimo de roer. Los venados siempre amparados en la suerte y en un parque propicio para los pitchers, son capaces de hacer pasar un mal rato al más pintado.
¿Pronóstico? Esto es béisbol, no el melate, pero los venados ganan con pesar de este servidor en cinco juegos.
Culiacán contra Obregón
Culiacán, hasta en sus peores momentos, es el equipo que todos quieren vencer. Los Tomateros saben jugar estos partidos, los pitchers en general han hecho un buen trabajo y ahora que los peloteros dormidos o con resaca se han acordado de sacar los bates a tiempo, cuidado.
Obregón fue el equipo más consistente en las dos vueltas del rol regular, lo cual simplemente no significa nada. Los play-offs son otra cosa. No obstante, ojo con los relevos de Joakim Soria. Si los yaquis llegan con ventaja a la novena entrada, será complicado arrebatarles el juego.
¿Pronóstico? En seis o quizás siete juegos, la serie la gana Culiacán. ¿Se viene la Décima? Ojala. Ya toca.

¿Lo mejor de la temporada? En mi simple opinión tres cosas. Los trece juegos ganados al hilo por Culiacán. La eliminación de Hermosillo (después de mancillar el nombre de México en la Serie del Caribe del 2007, recibieron justicia divina). Y lo que está por venir.

miércoles, 2 de enero de 2008

SÍ SE PUEDE


Sí, sí se puede. ¿Por qué no ha de poderse? No, no me refiero a los Tomateros. Sus paupérrimas demostraciones ofensivas, sumadas a una inusual falta de buena defensa, no me permiten imaginar un futuro promisorio en estos play-offs. No se trata por ello del potencial de los Tomateros. Mi “sí se puede”, antaño grito triunfalista y 100% beisbolero (¿Williamsport, dice algo?) y por estas fechas devenido tristemente a expresión panbolera tercermundista, va dirigido a Eugeniusz Gadomski, ese hombre en Polonia de más de 80 años, símbolo del gigoló como máxima expresión de la masculinidad irreductible, capaz de imponer su ley en el complejo, artificioso e inestable territorio femenil.
De acuerdo a la agencia EFE, la policía polaca busca a Eugeniusz Gadomski, un anciano de 80 años que durante la última década aprovechó sus modales refinados y su falta de escrúpulos para seducir y luego robar los ahorros de mujeres solas, a las que conocía a través de agencias matrimoniales.
Pero el señor Gadomski no es un vulgar estafador, sino un hacedor de ilusiones, por las cuales cobra un precio quizá caro, pero que no lo pareció tanto a quien estuvo dispuesto a pagarlo. El crimen radica, entonces, no en un aparente despojo, sino en la falta de entrega de la cosa convenida: el alma del señor Gadomski. Es decir, un pacto diabólico con oscuras ancianas, a lo cual desde luego nuestro personaje se rehusó puntualmente, no sin antes cobrar una módica propina. ¿Prostitución dijo alguien? Improbable, si bien no imposible, por las limitaciones inherentes al comercio carnal octogenario.
Apunta la nota periodística: “Todas sus víctimas lo recuerdan como un caballero, un hombre con muy buena presencia, buenos trajes, joyas, educación, todo un galán."
La nota señala de igual forma: “En algunas agencias matrimoniales de la capital polaca todavía recuerdan a Eugeniusz y la buena impresión inicial que causaba entre las señoras que contactaron con él. Un señor guapo y bien conservado para su edad, por lo que apenas tenía competencia entre las mujeres mayores, viudas y solas, necesitadas de cariño y compañía.”
Y como queriendo disminuir los meritos del viejo gigoló, remata la noticia: “Eugeniusz Gadomski cuenta en su haber con otras estafas, entre ellas la de haber cobrado durante varios años una pensión por haber estado recluido en un campo de concentración durante la II Guerra Mundial donde, obviamente, nunca estuvo.”
No aplaudo la conducta del personaje citado, ésta no es para nada digna de elogio, pero admiro en cambio su atrevimiento, su apuesta por la aventura, su absoluto descaro. A sus más de 80 años. Sí, sí se puede.

Extra. Quizá no es el sitio para comentar esto, pero la existencia de empresas de TV como Sky es algo terrible. Contratar sus servicios me parece un acto inmoral, además de ser un visto bueno a la violación de nuestro derecho a la información. Estoy de acuerdo en pagar algo adicional por lo que no se tiene o no es de interés público, por un privilegio o por un capricho (el canal de Playboy, por ejemplo), pero no por lo que ya se tenía o era algo de uso ordinario. Cualquiera con un mínimo de instrucción en economía o con algo de sentido común, comprenderá que la respuesta de los consumidores es un determinante de la actividad económica, por lo cual es mejor no consumir los servicios mencionados, dejar quebrar a esas empresas y regresar los orígenes de eventos deportivos en televisión abierta y patrocinados por terceros Si seguimos apostando a Sky, ¿qué seguirá? ¿La Serie Mundial sólo por Sky? Ni se les ocurra.

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