viernes, 11 de enero de 2008

EXPERIMENTO A PETICIÓN


A solicitud del gentil visitante de la bitácora de “La ignorancia” voy a tratar de responder a este ejercicio de gustos-disgustos y pasiones-aversiones, muy similar a la llamada Ventana de Johari, es decir una matriz de auto-conocimiento.
La tarea es subjetiva de suyo; ayer no opinaba igual ni el día de mañana opinaré de esta manera.

Cosas que me gustan (y me gusta que me gusten)

El béisbol.
La NBA.
El rumor de la lluvia y su aroma a tierra mojada.
El vino tinto.
El vino blanco.
El vino vino.
El masaje tántrico.
Los cuentos de Borges.
Los ensayos de Borges.
Los poemas de Borges.
Los Yankees.
Los Tomateros.
Los problemas matemáticos.
Los discos de Radiohead.
Los discos de Led Zeppelin.
Las películas de Kurosawa.
Las películas de Buñuel.
Las películas de Terry Gilliam.
Las novelas de Fuentes Mares.
Las novelas de Maqroll el Gaviero.
Babear cuando leo a Rimbaud o a Char.
Leer Hojas de Yerba y decir: "Yo estuve ahí."
Investigar sobre lo que no sé (es decir, sobre todo).
Paz Vega con ropa.
Paz Vega desnuda.
Paz Vega como sea.
Mirar a las chicas sexies (no necesariamente las guapas).
Creer en que es posible seducir a una mujer, cuando en realidad uno es el seducido.

Cosas que me gustan (y no me gusta que me gusten)

Dormir.
El caos.
El silencio.
El pitcheo de Pancho Campos.
La nada.
La cerveza clara.
La idea de Manny Ramirez jugando para los Yankees.
Las religiones.
Las películas de Silvia Saint.
Algunos partidos de fútbol.
Mi camisa de Claudio López con el VCF.
Leer a Georges Bataille.
Escribir (demasiada pretensión hay en ese acto).
Escuchar los debates políticos (ningún político merece nuestra pena).

Cosas que no me gustan (y me gusta que no me gusten)

El gobierno.
El hambre, mía o ajena.
El pagar comisiones a los bancos.
El usar WC’s ajenos (no es mi territorio).
El no tener cerveza cuando se necesita.
El no poder escuchar el béisbol.
El Real Mandril.
El ir a los velorios (alguien está muerto ahí y nunca sé qué decir).
Los libros de Paulo Coelho.
Los nopales.
Los fumadores en los estadios.
Los naranjeros de Hermosillo.
Los venados de Mazatlán.
Los Medias Rojas de Boston.
Los Indios de Cleveland.
Las drogas duras.
Las guilas del América.
Mirar la TV (me refiero a Televisa y a TV Azteca).
(El expresarme empleando paréntesis).

Cosas que no me gustan (y no me gusta que no me gusten)

El bailar.
El ir a las bodas (siento que alguien se muere ahí y nunca sé qué decir).
El pasear en bicicleta.
El ser descarado.
La comida vegetariana.
Los libros de García Márquez.

5 comentarios:

Gerardo Osornio dijo...

Nada más no coincido contigo en lo de los Indios de Cleveland. Yo si los quiero y mucho.

Capitán Tomate dijo...

Ni modo, yo cómo le hago si son rivales a muerte de los Yankees.

Gerardo Osornio dijo...

Yo también soy fan radical de los Yankees, es más, no me importa en lo más mínimo nungún otro equipo en ningún otro deporte, aunque me gustan a muerte el futbol americano, el basquet, las carreras de autos y el hockey sobre hielo(aunque no lo creas, me gusta, y ya hay una asociación sinaloense de hockey sobre hielo, pero no me desagradan los Indios por varias razones, comenzando por Beto Avila y siguiendo de largo con muchos históricos, quizá hasta Jim Thome y el lapso en Cleveland de Manny Ramírez. Un saludo y un feliz 2008. Que haya salud y trabajo, beisbol y algunos otros deportes, y muchas películas con Paz Vega como estelar, por malas que sean.

Capitán Tomate dijo...

Gerardo, creo que me deje llevar más por la tradición y por eso puse a los Indios. Si hubiera atendido más a lo personal, a lo mejor hubiera puesto a los Bravos. Por cierto, a mi no me desagrada para nada el hockey. Me gustan los Rangers. Mark Messier era uno de mis favoritos. Uno de mis grandes tesoros es una foto autografiada personalmente por el finlandés Teemu Selanne.

Emmanuel dijo...

Vamos, no es taaan relativo, el ejercicio.
¿Hoy ya no te gusta que te guste Paz Vega?
Lo que sí es inestable es lo que no te gusta que te guste, porque a base de abstención y esfuerzo (o de hipocresía) puede convertirse en lo que te gusta que no te guste.

En fin.

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