domingo, 6 de septiembre de 2009

AGRADECIMIENTOS

Culminó la mini gira sinaloense de presentación del libro de la bitácora, “Dime que no fue así, Joe”, pero enviamos desde aquí los más sinceros agradecimientos de parte del Capitán Tomate:

Al editor, diseñador y presentador Jesús Ramón Ibarra.
Al Instituto Sinaloense de Cultura.
Al Centro Sinaloa de las Artes Centenario.
Al Museo de Arte de Mazatlán.
A los presentadores Jaime Félix Picos, Gerardo Osornio y Ernesto Diezmartínez.
Al Chepe Zazueta.
A César Buelna.
A Ricardo González, Gabriel Gordillo, Jonathan Juárez y Emor Villa del periódico Noroeste.
Al periódico El Debate.
A los programas de radio “La Feria”, “El Fanático” y “Conexión Deportiva”, así como al 94.5 del FM.
Al canal 3 de televisión.
A Cris Malcampo.
A don Gaby, por el aventón a Mazatlán.
Al público que siguió las entrevistas y los eventos, no alcanzamos a recordar ni a conocer a todos, pero especialmente a Sergio Acosta, Juan José Ruiz, Vicente Solórzano, Enrique Murillo, Álvaro Calderón, Alvarito Calderón, Daniela Cantú, Meche, Lic. Alberto Gutiérrez, Lic. Javier Ruelas, el Job, el Dumbo Ángulo, ingeniero Carlos Aguilar, Armando Malacón, Frank Meza, Carlos Gastelum, Chachis y el Mayor, mi nina Andrea, la Carmelucha Torres y Moisés.
Al oriundo de Guasave que nos recordó la anécdota de Selman Jack y la del Mago Obeso.
A don Juan Vené, por los elogios inmerecidos desde Nueva York.
Al Consejo Editorial de la bitácora: Ludwig Wittgenstein, Albert Camus, Jorge Luis Borges, Salvador Dalí, Walt Whitman y Jack Kerouac. Quienes desde los cielos le jalan las orejas al administrador de la bitácora por sus errores de sintaxis.
Al descalzo Jackson, porque su nombre figure como debe ser en el Salón de la Fama.
A Adulfo Camacho, por la carrilla que le seguimos dando a más de 20 años de su error.
A don Agustín de Valdez, porque su salud mejore, y porque si nos referimos a sus tiempos de director de un conocido jardín de niñas en Culiacán, no fue sino para rememorar al Culiacán antiguo y rememorar la expiación social de don Agustín hacia el mundo del béisbol.
A quienes leen esto y enriquecen la bitácora con sus comentarios.
A los padres de Monsieur Calderón, por andar en todo este jolgorio.

La lista anterior es un nódulo de silicio, prueba irrefutable de las heráldicas colectivas del béisbol, la literatura y la amistad.

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