lunes, 27 de julio de 2009

FE DE ERRATAS (AZOTADME)



Una vez más la bitácora se adelanta y da a conocer la fe de erratas de la obra “Dime que no fue así, Joe”. El autor se disculpa por lo falible de su condición humana y como expiación se postra ante el misterio intacto del béisbol.

En la página 21 dice en la última frase del primer párrafo: “Su ardiente sacudida creó poderos vacíos y rupturas en la médula del juego.”

Debe decir: “Su ardiente sacudida creó poderosos vacíos y rupturas en la médula del juego.”

En la página 27 hay una parte donde dice la oración: “Textos no ya hombres que apenas atinaron (…)”.

Debe decir: “Textos y no hombres que apenas atinaron (…)”.

En la página 47, la última frase dice: “Los historiadores se han mostrado escépticos sobre si todo ocurrió exactamente como lo relató Satchel Paige, aún y cuando ese juego existió, y en efecto Paige entró a relevar más o menos en esas circunstancias, quizá no en el sexto inning sino en el séptimo.”

Debe decir: “Los historiadores se han mostrado escépticos sobre si todo ocurrió exactamente como lo relató Satchel Paige, aún y cuando ese juego existió, y en efecto Paige entró a relevar más o menos en esas circunstancias, quizá no en el séptimo inning sino en el sexto.”

Y he aquí lo imperdonable, lo abominable, en suma lo atroz, en la página 68, en la última oración se señala que la Serie Mundial entre Boston y Colorado fue en 2008. Error garrafal de dedo, pues todos sabemos fue en el 2007. Mea culpa. Gracias a Sergio Acosta, lector atento, por alertar de esta falla cronológica.

sábado, 25 de julio de 2009

UN SALUDO A ESPN


Me gustaría saludar a los cronistas beisboleros de ESPN Luis Ernesto Jérez y Candy Maldonado, pero a quien le envío un saludo especial es a Georgina González Ontiveros por comentar en su espacio de ESPN deportes acerca del libro de esta bitácora: Dime que no fue así, Joe". La reseña fue así:


SOCIALITOS BEISBOLEROS


No puedo irme sin recordar que la magia de las redes sociales me ha llevado a conocer a muchas personas que de otro modo nunca podría contactar y un lector, el Capitán Tomate, me envió por medio de facebook.com/ontiveros (y del correo, claro) un pequeño libro que no he podido dejar de leer: "Dime que no fue así, Joe", de David Calderón, editado por el Instituto Sinaloense de Cultura, sobre anécdotas del rey de los deportes, el béisbol, aunque el Capitán Tomate prefiere llamarle simplemente "El Rey" para aquellos que les gusten los batazos y/o las analogías bien pensadas,
No soy particularmente fan del béisbol pero el libro es, simple y enormemente, disfrutable. En contraste con mi falta de pasión por "El Rey", se lo he mostrado a compañeros que sí son fanáticos del juego del bat y a todos les han brillado los ojitos, pero este ejemplar numerado y firmado es ¡mío! jeje. Muchísimas gracias, Capitán Tomate, me has regalado buenos ratos de lectura.


Puede leerse el artículo completo en:



RICKEY, EL RELÁMPAGO

Rickey Henderson fue elegido para el Salón de la Fama. A riesgo de caer en el ridículo, no hay forma de escatimar sus méritos. Las críticas se limitan a la pobreza de su lenguaje y a ciertas historias sobre el ego de Henderson como la de haber sido visto varias veces desnudo en los camerinos practicando el swing ante el espejo y recitando un mantra: “Rickey es el mejor, Rickey es el mejor…“ ¿Pero cuál lenguaje señores? Para Rickey Henderson no había otro lenguaje que el del béisbol. Él mismo lo dijo: “Los discursos no son lo mío, y no soy un doctor ni un profesor. De modo que pedirme que escriba un discurso o que lo lea, es como ponerme una corbata realmente ajustada alrededor del cuello.” Si quieren un discurso para la ceremonia de inducción al Salón de la Fama, lleven un ejército conformado por los lanzadores y receptores víctimas de la velocidad de Henderson. Quizá ellos puedan satisfacer esas ansías de sofisticación semántica.
Edmond Jabès sostenía en “El Libro de las Preguntas”, no debemos confundir justicia con verdad; porque la justicia se hace en nombre de la verdad y la verdad se busca. Rickey Henderson era la justicia del relámpago en los senderos. El más grande primer bate de la historia del béisbol.
Curioso hablar de un primer bate, porque la primera revista de “Sports Illustrated” que llegó a mis manos tenía a Rickey Henderson arrancando hacia la estafa de la segunda y con el título: “What a Show!”. Era 1990, año en el cual los Atléticos de Oakland de Henderson pasaron sobre los Azulejos de Toronto para llegar a la Serie Mundial. Henderson volvió literalmente locos a los rivales. Cada vez que se paraba en la primera base terminaba en la tercera gracias a sus robos. Al ultimar una lectura impecable de los músculos del pitcher antes de ir hacia el plato, el orden primitivo del relámpago imponía la lógica del destello inescrutable para volar hacia la siguiente base. Una vez divisado en el cielo un relámpago, sólo queda escuchar el trueno. No hay forma de detenerlo.
Bien lo señala Jerry Crasnick, si Henderson se caía deslizándose hacia la segunda base, se levantaba, se sacudía el polvo y robaba la tercera. Si el pitcher oponente le lanzaba la bola por debajo de la barbilla, se levantaba, agarraba el bate, y alineaba el siguiente batazo por el medio.
Nacido un 25 de diciembre de 1958, en Chicago, Illinois, En sus haberes se encuentran 1.406 bases robadas (rebasando a Lou Brock), 2.295 carreras anotadas (rebasando a Ty Cobb), 2.190 pasaportes, un premio de Jugador Más Valioso, diez participaciones del Juego de las Estrellas, un Guante de Oro, unos 3.055 hits y la mayor cantidad de jonrones iniciales (81) que cualquier otro jugador en la historia. Hay varios miembros del Salón de la Fama que ni juntos tendrían los números de Henderson. Su placa en Cooperstown debería rezar como la portada de Sport Illustrated que mencioné: “What a show!”

lunes, 20 de julio de 2009

DEL DESCALZO JACKSON Y DEL MÉTODO PARANOÍCO CRÍTICO APLICADO AL BÉISBOL


El poeta James Douglas Morrison proponía a la auto-entrevista como un método de exploración del inconsciente. El administrador de la bitácora, holgazán como es, en lugar de hablar del toque suicida de Nelson Barrera en la Serie del Caribe de 1986 o de los 56 juegos de Joe DiMaggio conectando al menos un imparable, ha optado por fraguar una auto-entrevista en alusión al libro de “Dime que no fue así, Joe”. Vaya descaro, pero he aquí la primicia. La bitácora primero. Ya vendrán después el New York Times, Le Monde, La Afición y el Libro Vaquero.


“Dime que no fue así, Joe”. ¿Por qué ese título?

Es en recuerdo del Descalzo Jackson, el gran pelotero, corrijo, el sublime artista de la pelota, damnificado de la investigación acerca de los peloteros de los Medias Blancas que se vendieron a los apostadores en la Serie Mundial de 1919. Según la leyenda, al salir de un interrogatorio ante un tribunal, el Descalzo fue abordado por un niño quien le habría preguntado: “Dime que no es así, Joe” (“It ain't true, is it, Joe?”, en inglés). El Descalzo, habría respondido: “Me temo que sí”, a lo cual el niño apuntó: “Bueno, nunca lo hubiera pensado”.

Al Descalzo lo veo como una víctima de sus compañeros tramposos. Probablemente lo enredaron, aprovechándose de que mal sabía leer y escribir. Como quiera que sea, puso grandes números en esa Serie Mundial y es uno de los mejores peloteros en la historia de todo el béisbol. El tiempo, o mejor dicho la gente sensata -porque para el tiempo nada existe-, lo reivindicará.

¿Cómo nacieron las historias contenidas en el libro?

Por pura casualidad. Tenías ganas de hablar de béisbol y a lo mejor traer a colación recuerdos y obsesiones personales. Dicen que de Sinaloa no se puede hablar de otra cosa que no sea narcotráfico. Pero eso es falso, Sinaloa, además de mujeres ubérrimas, tiene otras bondades. El béisbol es una de ellas. Aproveché el espacio de una bitácora personal en Internet. Se suele identificar a los llamados Grandes del Béisbol: Babe Ruth, Mickey Mantle, Joe DiMaggio, Willie Mays y Roberto Clemente, pero hay otros estupendos peloteros cuya memoria merece permanecer en el inconsciente colectivo. Me enfoqué a esos otros dioses menos conocidos. Aunque decir “menos conocidos” es un albur, pues muchos de ellos son verdaderas leyendas del Juego de Pelota.

Al leer el contenido de “Dime que no fue así, Joe”, da la impresión de que los textos penetran en la médula del béisbol. ¿Acaso practicabas este deporte?

Sí, si a batear .180 de porcentaje y mostrar un fildeo decoroso se le puede llamar jugar béisbol. ¿Por qué siempre me han de preguntar acerca de esto? La verdad era muy, pero muy malo con el bate. Pero más que jugar, idolatré (y aún idolatro) a muchos peloteros, aún y cuando no siempre los haya visto en acción, por no ser de mi época. Y mira, la filosofía y la literatura se suelen abocar a los temas excelsos o épicos como el amor, la muerte, la guerra, etc. Para mí el béisbol no se queda atrás en cuanto a magnanimidad, de hecho, la historia del nacimiento de los ritos o de las religiones guarda pleno paralelismo conceptual-telúrico-dinámico con el desarrollo del béisbol. En lugar de Atila o de Julio César, ahora tenemos a Manny Ramírez y a Derek Jeter. Y Billy Martin en su momento fue como una suerte de Montaigne atómico-televisivo.

¿Cómo definirías el estilo del libro?

Como lo dice el merchandising, el libro es un homenaje borgiano, ontológico, filosófico, teológico, paranoíco-crítico-daliniano,ultra-poético y literario al béisbol y a la memoria impolutamente beisbolera del descalzo Jackson.

¿Te agrada algún texto en particular de tu libro?

Como autor poco importa lo que me pueda agradar, los textos ya no son míos, sino de los lectores, pero como lector me gustan el texto del título y también el de “Jaime Orozco y el hombre que nunca estuvo ahí”, el cual fue el primero que escribí. Claro, aún me provoca risa leer cosas como “Will Clark y la conciencia de lo imposible” o “Mi padre, el nacional-socialismo, los cortes de pelo y Andy Van Slyke”, por las referencias personales total y absolutamente ineludibles. A mi mamá también le causó gracia la historia de los cortes de pelo.

En algunos textos, y los dos últimos mencionados pueden ser buenos ejemplos, uno va leyendo lo que en apariencia es una crónica chabacana al estilo de “La serie de los años maravillosos”, pero de repente se encuentra uno con un humor ácido cargado de elementos perturbadores. ¿Por qué el uso de situaciones o imágenes políticamente incorrectas?

Por joder. Así es la vida, quiero decir en la vida normal, cualquier cosa está cargada de elementos perturbadores. Simplemente sal a la calle, si te descuidas, te pueden atropellar al cruzar la acera. O en el estadio, si te descuidas, un batazo de foul te puede dar de lleno. Uno debe mantenerse alerta.

Hay en la obra muchas referencias literarias: Kerouac, Whitman, Ashbery… ¿Es algo premeditado?

Claro, mentiría si sostuviera lo contrario. Se suele pensar en el mundo del arte como en un nicho intelectual mistificado y separado del deporte, pero al final de cuentas arte y deporte son manifestaciones culturales de los seres humanos. Menciona cualquier figura literaria. ¿James Joyce? ¿Kafka? ¿García Márquez? ¿Phil Roth? ¿El crítico Harold Bloom? Le duela a quien le duela, culturalmente hablando para nuestra época ellos no son más importantes que los grandes peloteros. Pero no sólo eso, a Babe Ruth lo recordarán hasta al final de los tiempos tanto como a Shakespeare. Ambos eran unos genios, uno del bate, otro del verso. Yo habría firmado antes de nacer haber tenido talento para alguna de esas dos expresiones culturales. ¿Quién no?

En las pocas referencias políticas del libro, los políticos no parecen salir bien librados. ¿Es así?

Bueno, el único sitio en donde puede salir bien librado un político es en algún texto o discurso o libro escrito por fanáticos o escritores pagados. ¿No es así? Simplemente ve el drenaje de tu colonia, y da igual en qué lugar o ciudad de México vivas, es lo mismo, llueve y las calles de inundan. Si me dices que con Benito Juárez no pasaba eso, te diré que estás equivocado. Y eso es un ejemplo bastante sencillo. Ahora bien, nada más no te metas con Porfirio Díaz ni con Adolf Hitler, porque a mi papá no le va a gustar nada eso. ¿O no leíste esa parte del libro?

¿Qué le dirías a quien se sienta traicionado porque en tu bitácora todos los textos pueden leerse de forma gratuita y ahora tienes un libro en venta?

Debo aclarar el punto. Yo no voy a recibir regalías ni dividendos por la venta del libro. Por lo tanto, no me estoy uniendo al tinglado capitalista. Y si lo hiciera algún día, ¿qué más da? Pero en este caso, todo lo que se recaude en ventas será para las arcas del Instituto Sinaloense de Cultura con el fin de que se puedan seguir imprimiendo más libros de otros autores y para que se siga fomentando la lectura y la cultura en Sinaloa. Es decir, el propósito, de mi parte, es meramente filantrópico y beisbolero. Hay quienes nunca han leído la bitácora y ahora pueden leer las historias en formato de libro. Mi padre a su edad no puede ya leer por si solo, ha perdido parte de la vista, mácula degenerativa, algo así, pero mi mamá ya le leyó el libro. Eso está bien, ¿no?

Por otro lado, lo admito, yo recibí algunas copias del libro y las he estado vendiendo, pero también he regalado un montón. Pero vamos, no me voy a hacer rico ni mucho menos, aunque el otro día vendí 16 copias en Guadalajara. Hey, es más como un reto, imagínate vendí 16 copias de un libro de béisbol en una ciudad futbolera. Con algo de suerte, para algunos mi libro podría ser una especie de medicina anti-pambolera.

Lo que sí me gustaría es que se apoyara la edición de más libros sobre béisbol. Sigo pensando en una edición de lujo de la historia de la Liga Mexicana del Pacífico de parte de don Alfonso Araujo. El día que eso suceda, yo voy a querer que me autografíe uno. Te lo digo sinceramente, ese libro me causaría mayor emoción que si me trajeran una pelota autografiada por Alex Rodríguez.

Nos vamos a extrainnings. Algo que quieras agregar.

Gracias y que aún y cuando les falta pitcheo y están más fuertes Boston y Los Ángeles, ojalá los Yankees ganen la Serie Mundial. Que dios los bendiga (a ustedes y a esos endemoniadamente benditos Yankees).

miércoles, 15 de julio de 2009

"DIME QUE NO FUE ASÍ, JOE" EST ARRIVÉ


La prometida antología beisbolera estará en breve en venta en el Casino de la Cultura en Culiacán. No obstante, en esta bítacora ponemos a su disposición antes que en cualquier otra parte, los primeros ejemplares de la obra, recién salidos de la imprenta, numerados a mano y autografiados personalmente por el autor. El precio con envío (incluído) por correo registrado a cualquier lugar de la República Mexicana es de $ 120.00. Pago aceptado mediante depósito bancario.
Interesados, dejar su correo.
De igual manera se atienden pedidos de otros países con los costos variando de acuerdo al valor del envío.

sábado, 11 de julio de 2009

EL LIBRO DE LA BITÁCORA



El administrador de esta bítacora no ha muerto, andaba de parranda (aunque aún tiene resaca), pero desea anunciar la próxima venta de su libro "Dime que no fue así, Joe" (Culiacán, 2009, 97 pp.) publicado por el Instituto Sinaloense de Cultura y bajo una edición elaborada y diseñada por el poeta Jesús Ramón Ibarra. El libro es un homenaje al béisbol y a la memoria del descalzo Jackson. La venta será a traves del Instituto referido (llamado antes Difocur) y la librería del Casino de la Cultura en Culiacán, Sinaloa (México). El autor, por su parte, necesita pagar las cervezas de su despensa y va a vender directamente sólo un lote muy reducido, numerado a mano y autografiado o dedicado, según se solicite. Hay envíos a cualquier parte del mundo. En breve, publicaremos imágenes del libro y mayores datos en cuanto a posibles presentaciones en Culiacán, Guadalajara y otros sitios.
Ni modo, pero a regañadientes el autor tuvo que revelar su identidad, aunque todos sabemos que en el fondo seguirá siendo el Capitán Tomate.

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