jueves, 1 de mayo de 2008

EL JUEGO DE LA INOCENCIA Y EL CRECIMIENTO (PARTE I)


EL JUEGO DE LA INOCENCIA Y EL CRECIMIENTO
Por Roger Rosenblatt

PARTE I

De los tres deportes principales, el béisbol es a la vez el de diseño más elegante y el más fácil de explicar en términos de su atractivo. Es un juego que se realiza dentro de límites estrictos y dimensiones estrictas, distancias de aquí a allí precisamente determinadas; el montículo del lanzador tiene tantos centímetros de alto; el peso de la pelota; el peso del bate; las marcas que determinan el espacio interior y exterior; lo que cuenta y lo que no cuenta, y demás. Las reglas son inquebrantables; de hecho, con muy pocas excepciones, las reglas del juego no han cambiado en un centenar de años.
Esto se debe a que, al contrario de lo que sucede en el baloncesto, el béisbol no depende del tamaño de los jugadores, sino más bien de un concepto de la evolución humana según el cual la gente no cambia tanto, ciertamente no en cien años y, por tanto, debe hacer lo que puede dentro de los límites que tiene. Como lo escribió el poeta Richard Wilbur: "El poder del genio proviene de estar en una botella".
Con todo, el béisbol es, dentro de sus límites y desde todo punto de vista, un deporte individual. En otros deportes la pelota marca el puntaje. En béisbol el jugador marca el puntaje. El juego fue diseñado para enfocar a los estadounidenses en nuestras bregas individuales. El que corre hacia la primera base se propone robar la segunda. El hombre que está en segunda base se propone escurrirse detrás de aquél. El lanzador se propone sorprenderlo para sacarlo pero lanza al plato, donde el bateador trata de golpear la pelota para proteger al corredor, quien ahora decide arrancar y el hombre que está en segunda base se apresta para hacer el toque, si el receptor puede ponerse a la altura de las circunstancias y hacer un lanzamiento bajo y duro. Uno no necesita saber lo que estas cosas significan para reconocer que todas ellas ponen a prueba la habilidad de cada uno de realizar una tarea específica, de tomar una decisión personal y de improvisar.
Los aficionados se apegan a los momentos de gloria en la historia del deporte, especialmente a los nombres heroicos y a los hechos heroicos (récord y estadísticas). Estados Unidos tiene en gran aprecio a sus héroes del deporte porque el país no tiene la larga historia de Europa, Asia y África. A falta de un Alejandro Magno o un Carlomagno, deriva su mitología heroica de los deportes.
También nos son caros los momentos sublimes del juego porque son recuerdos que preservan la juventud de todos, como parte de la continua necesidad, aunque un poco forzada, de Estados Unidos de permanecer en un verano perpetuo. La ilusión del juego es que seguirá para siempre. (El béisbol es el único deporte en el cual un equipo en gran desventaja y al que le queda sólo un bateador puede todavía ganar).
Continuará...
Roger Rosenblatt es periodista, escritor, dramaturgo y profesor. Como ensayista de la revista Time ha recibido numerosos honores del periodismo escrito, incluso dos premios George Polk, así como premios del Club de la Prensa Extrajera y del Colegio de Abogados de Estados Unidos. Los ensayos que presenta en la red de televisión pública de Estados Unidos le han merecido los prestigiosos premios Peabody y Emmy. Es autor, más recientemente, de la novella Beet (Ecco, 2008).

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