domingo, 15 de noviembre de 2009

NOCHE DE BÉISBOL Y DE VINO


No importó el hecho de nos encontrásemos en un irreductible bastión futbolero, ni que fuese la noche de un viernes ni un viernes de un fin de semana de puente vacacional. Un puñado de leales amigos y aficionados al béisbol se reunió en Guadalajara para hablar del Rey. Gracias a Óscar Oropeza, a Teodoro Rodríguez, a Martín Velázquez, a Francisco Wilson, a Fabiola González (quien se salió de clases para asistir), a Luis Sánchez, a Saralicia Jiménez (quien no asistió, pero tuvo la gentileza de enviar las botellas de vino), a TVC por transmitir ese día y en cadena nacional la película de “Eight men out” y a los demás asistentes al evento.
A solicitud popular, una reproducción del discurso de Manuel Salgado Martínez en la presentación de “Dime que no fue así, Joe” en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el día 13 de noviembre de 2009, en la Biblioteca de la Universidad Panamericana.


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Estimado auditorio, bienvenidos todos,


Siempre me gusta presentarme como doblemente contador, y ahora lo haré de la misma manera con mi colega y amigo, el señor David Calderón. Doblemente contador, por un lado porque orgullosamente portamos el título de licenciado en Contaduría de esta universidad y por otro lado, portamos un estandarte invisible como contadores de cuentos, de anécdotas, como relatores de la Historia por el mero afán de serlo, sin pretensiones, sin ostentaciones, y sólo con el premio que representa la satisfacción de escribir. Lo repito, contador público que escribe. Espero que ustedes puedan entender que se está rompiendo el estereotipo. Pienso que tal vez el señor David sea una versión moderna del doctor Jekyll y míster Hyde, durante el día vistiendo un riguroso traje y descifrando con un lenguaje propio los laberintos de las leyes y reglamentos fiscales, misceláneas, resoluciones, pero que en un abrir y cerrar de ojos se convierte en un ser parecido a lo místico que idea fantasías y elucubra historias.

Hace poco escuche una entrevista a Elmer Mendoza, un escritor mexicano contemporáneo, y él acertadamente decía, con otras palabras, que los cuentos deben de ser cortos, intensos, ir al grano, porque así es la vida real. Cuando vamos a contarle un chisme a la vecina no nos tardamos días, vamos al grano y sólo acentuando los detalles que le dan fuerza a la historia, que por cierto debe de ser algo bueno que contar.

En estos tiempos en que andamos a las prisas, los relatos cortos se vuelven un recurso accesible, en cuanto a tiempo, para los lectores. Si nos gusta, leemos el cuento de tirón hasta terminarlo. Si no, lo desechamos sin haber vivido el mismo remordimiento como cuando desechamos una novela.

Lo que más recuerdo de nuestra profesora de Historia del Arte, de la carrera de contaduría, no fue la posibilidad de identificar una columna dórica (lo cual ya olvidé), sino el comentario de que la realidad es como un diamante, y cada quien, cada uno de nosotros ve diferentes caras y por ello la percibe de manera diferente. Esa percepción del diamante es la que plasma el escritor en sus relatos, lo cual hace una gran analogía al tema que nos compete, porque el libro de “Dime que no fue así, Joe”, es precisamente un compendio de relatos cortos en otro diamante, el que está formado por cuatro bases y un montículo, el del rey de los deportes, el beisbol.

Los que no conocen al señor David Calderón, creerán que su seudónimo de Capitán Tomate viene de cada vez que se sonroja, especialmente cuando trata de conquistar una chica guapa o cuando las catas de vino son prolongadas y se pierde la cuenta de las copas de vino ingeridas, pero temo decirles que no es así. Si bien el señor David acostumbra sonrojarse, el mote proviene de un equipo de beisbol de su natal Culiacán, los Tomateros, del cual ha mostrado un exacerbada afición, a tal grado, que hace no poco fue capaz de ir a presentar este mismo libro a la ciudad de Mazatlán, cuna de acérrimos rivales. Siempre he creído que el beisbol es la mezcla perfecta entre el ajedrez y el box, porque se combina la astucia, la agilidad mental con la fuerza física y la velocidad. Entre más conoces el beisbol más te enamoras de este deporte.

Hoy tenemos aquí una muestra que el señor David nos ha ayudado a recolectar y cuidadosamente preparar. Las historias de beisbol valen la pena ser contadas, y tienen mayor valor aún, si son contadas con un toque de humor, de sarcasmo, y de vivencias propias. "Dime que no fue asi, Joe" contiene una entretenida amalgama de experiencias personales, de relatos ocurridos durante el nacimiento del beisbol a finales del siglo XIX y las figuras hoy convertidas en leyendas, así como anécdotas relacionadas con el equipo de sus amores, los Tomateros de Culiacán. Se atreve a confesar sus trampas infantiles para ganar la cartita de colección que le faltaba o conseguir el corte de pelo de su jugador favorito, y de alguna manera confiesa la pasión por este deporte transformada en palabras, y compartida al lector, sin importar el grado de conocimiento que el lector pueda tener por este deporte.

Creo que El señor Calderón está encontrando un estilo, y algunos de sus cuentos que me recuerdan un poco a García Márquez por su riqueza de vocabulario o a Rubén Darío por su perfecta y bella construcción de frases.

Felicito de corazón al autor de este libro, felicito a esta universidad por el acierto de invitar a su egresado a presentar su libro en Guadalajara e invito amablemente al público a pasar un rato en compañía de este magnífico libro orgullosamente culichi, por supuesto, orgullosamente beisbolero.



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