La elaboración de listas, rankings o “top whathever” pertenece al rubro de los deportes de alto riesgo. Nunca dejan satisfechos a nadie.
Aún así me he propuesto diseñar un cuadro ideal de peloteros extranjeros que hayan pasado por la Liga Mexicana del Pacífico. Como las combinaciones pueden ser casi infinitas, tomé cierto parámetro límite: los logros en Grandes Ligas de quienes en plenitud de forma alguna vez pisaron los campos de la mejor liga de béisbol de México (la otra, la del verano es como su nombre lo indica: una simple película de consumo veraniego).
Injustamente dejé de lado a formidables peloteros extranjeros “mexicanos” o sin meritos significativos en Grandes Ligas: Walter McCoy, Roger Vernon Freed, Jack Pierce, Neil Fiala, Dereck Bryant, Jerry Hairston, Lorenzo Bundy, Dave Stocktill, Roy Johnson (antes de rebasar las 400 libras), Lou Frazier, Ty Gainey, Mark Zeppellin, Blaise Isley, Dereck Bell, Darrell Sherman, Ed Vosberg, Matt Stark, Darrel Brinkley, Kit Pellow, Marc Kroon (Kroonator) y otros más.
De ese modo, mi lista consistiría en:
Receptor. Mike Piazza.
Ex de Mexicali, Michael Joseph Piazza me cae gordo. Si se encuentra en este equipo ideal no es por sus doce apariciones en el Juego de Estrellas de las Ligas Mayores ni por ser considerado por algunos como el mejor receptor en cuanto a bateo toca (¿dónde quedó Johny Bench?) La razón de su inclusión es muy simple: su mujer es la explaymate Alicia Rickter. No es posible ignorar a un tipo con una chica así.
Primera Base. John Kruk.
En cambio, John Martin Kruk está aquí por ser un tipo fenomenal. Campeón de bateo con Mexicali en la temporada 86-87. Líder de la “macho row” que llevó a los Phillies a la Serie Mundial del ’93. En el Juego de Estrellas de ese mismo año, John Kruk tuvo un turno al bate memorable contra Randy Jonhson, quien puso a zumbar dos rectas seguidas de 98 millas por hora justo cerca de la cabeza de nuestro primera base. John Kruk, siempre bonachón, se limitó a fingir (¿?) un ataque cardíaco para luego terminar ponchándose de manera francamente penosa.
Segunda Base. Ever Magallanes.
Everardo Magallanes Espinoza no es extranjero; su acta de nacimiento fue expedida con sitio de nacimiento, El Sauz, Chihuahua. Sin embargo, sería inadmisible dejar por fuera de esta lista a uno de los más finos segunda base en la historia de los Tomateros. Dos veces campeón con Culiacán. Dos veces elegido al cuadro ideal de la Serie del Caribe. Un título también de la Serie Caribeña. ¿Qué más da un pecadillo?
Parador en Corto. Pat Listach.
Patrick Allan Listach jugó en la temporada 91-92 para los infumables venados. En 1992 fue novato del año en la Liga Americana con los Milwaukee Brewers, pero acosado por los remordimientos de su pasado en Mazatlán y sus nexos con el malévolo J.J. Pacho jamás pudo despuntar y terminó en el olvido, del cual lo rescatamos ahora por empatía con su conmovedor acto de contrición.
Tercera Base. Matt Stairs.
Matthew Wade Stairs, canadiense, logró lo imposible: echarse al hombro a un eterno perdedor de finales como lo es Navojoa y hacerlo campeón en la temporada 99-00. En Grandes Ligas, Matt Stairs destacó con los Blue Jays de Toronto y los Athletics de Oakland.
Jardinero. Tony Oliva.
El cubano Antonio Oliva López Hernández Javique. ¿Qué no se puede decir del magnífico Tony Oliva? En 1969 se le vio con los cañeros de los Mochis gracias a algunos aficionados adinerados, quienes financiaron su entonces fabuloso sueldo de 50 mil pesos (antes de José López Portillo, por supuesto). En Grandes Ligas, Tony Oliva fue novato del año en 1964, ganó títulos de bateo, un guante de oro, apareció en juegos de estrellas, etc. etc.y otro etc.
Jardinero. Orestes Miñoso.
Saturnino Orestes Armas Miñoso Arrieta, cubano también, fue campeón de bateo la temporada 69-70 con los venados de Mazatlán. Fantástico pelotero. En su estancia por la gran carpa, Orestes Miñoso fue siete veces All-Star y tres veces guante de oro. Llegó a encabezar en varios años diversos departamentos de bateo.
Jardinero. Rickey Henderson.
Rickey Henley Henderson. Ex de la tribu de Navojoa, con quien ganó un título en la 78-79. Rickey Henderson es el más grande robador de bases en la historia de las Grandes Ligas con 1,406 colchonetas sustraídas, al tiempo de ser el poseedor del récord de mas carreras anotadas de por vida con 2,295. Ganador de innumerables premios de bateo y fildeo. En 1982, con los Yankees (“those God damn blessed Yankees”) impuso el récord de bases robadas en una temporada con 130. Los receptores rivales lo recordarán hasta el final de sus días (los de ellos, no los de Henderson).
Bateador Designado. Declarado Desierto.
Lo siento, pero soy tradicionalista y me gusta ver batear a los lanzadores. Pensé en Albert Bell, pero nadie lo quiere, ni su abuelita.
Pitcher Derecho. Curt Schilling.
Curtis Montague Schilling, pitcher derecho. Antes de ser famoso, Curt Schilling llegó a jugar con los execrables naranjeros. Le lanzó un sin hit ni carrera a los Tomateros. Después de ello se percató del tamaño de su blasfemia, no volvió a ganar ningún partido y fue expulsado de Hermosillo por supuesta indisciplina. Curt Schilling es uno de los mejores pitchers a la hora cero. Ganó anillos de Serie Mundial en 2001 con los Diamondbacks de Arizona y en 2004 y 2007 con los Red Sox de Boston.
Pitcher Zurdo. Dave Stewart (sic).
De acuerdo al canon correspondería elegir un pitcher zurdo, pero mi apuesta es por otro derecho: David Keith Stewart. El cara (y tirada) de piedra, Dave Stewart, formó parte de los mayos de Navojoa. En el béisbol gringo fue parte de la temible novena de Oakland, con quien jugó tres Series Mundiales consecutivas de 1988 a 1990, ganando la de 1989, la del terremoto, a unos atribulados Giants de San Francisco.
Banca. Dave Winfield, Brady Anderson, Luis González, Charlie Sands, Jeff Leonard, Willie Aikens, Tim Leary, Rudy Seanez, Delino Deshields, Vicente Padilla y Dick Hall.
Manager. Frank Robinson.
Aún así me he propuesto diseñar un cuadro ideal de peloteros extranjeros que hayan pasado por la Liga Mexicana del Pacífico. Como las combinaciones pueden ser casi infinitas, tomé cierto parámetro límite: los logros en Grandes Ligas de quienes en plenitud de forma alguna vez pisaron los campos de la mejor liga de béisbol de México (la otra, la del verano es como su nombre lo indica: una simple película de consumo veraniego).
Injustamente dejé de lado a formidables peloteros extranjeros “mexicanos” o sin meritos significativos en Grandes Ligas: Walter McCoy, Roger Vernon Freed, Jack Pierce, Neil Fiala, Dereck Bryant, Jerry Hairston, Lorenzo Bundy, Dave Stocktill, Roy Johnson (antes de rebasar las 400 libras), Lou Frazier, Ty Gainey, Mark Zeppellin, Blaise Isley, Dereck Bell, Darrell Sherman, Ed Vosberg, Matt Stark, Darrel Brinkley, Kit Pellow, Marc Kroon (Kroonator) y otros más.
De ese modo, mi lista consistiría en:
Receptor. Mike Piazza.
Ex de Mexicali, Michael Joseph Piazza me cae gordo. Si se encuentra en este equipo ideal no es por sus doce apariciones en el Juego de Estrellas de las Ligas Mayores ni por ser considerado por algunos como el mejor receptor en cuanto a bateo toca (¿dónde quedó Johny Bench?) La razón de su inclusión es muy simple: su mujer es la explaymate Alicia Rickter. No es posible ignorar a un tipo con una chica así.
Primera Base. John Kruk.
En cambio, John Martin Kruk está aquí por ser un tipo fenomenal. Campeón de bateo con Mexicali en la temporada 86-87. Líder de la “macho row” que llevó a los Phillies a la Serie Mundial del ’93. En el Juego de Estrellas de ese mismo año, John Kruk tuvo un turno al bate memorable contra Randy Jonhson, quien puso a zumbar dos rectas seguidas de 98 millas por hora justo cerca de la cabeza de nuestro primera base. John Kruk, siempre bonachón, se limitó a fingir (¿?) un ataque cardíaco para luego terminar ponchándose de manera francamente penosa.
Segunda Base. Ever Magallanes.
Everardo Magallanes Espinoza no es extranjero; su acta de nacimiento fue expedida con sitio de nacimiento, El Sauz, Chihuahua. Sin embargo, sería inadmisible dejar por fuera de esta lista a uno de los más finos segunda base en la historia de los Tomateros. Dos veces campeón con Culiacán. Dos veces elegido al cuadro ideal de la Serie del Caribe. Un título también de la Serie Caribeña. ¿Qué más da un pecadillo?
Parador en Corto. Pat Listach.
Patrick Allan Listach jugó en la temporada 91-92 para los infumables venados. En 1992 fue novato del año en la Liga Americana con los Milwaukee Brewers, pero acosado por los remordimientos de su pasado en Mazatlán y sus nexos con el malévolo J.J. Pacho jamás pudo despuntar y terminó en el olvido, del cual lo rescatamos ahora por empatía con su conmovedor acto de contrición.
Tercera Base. Matt Stairs.
Matthew Wade Stairs, canadiense, logró lo imposible: echarse al hombro a un eterno perdedor de finales como lo es Navojoa y hacerlo campeón en la temporada 99-00. En Grandes Ligas, Matt Stairs destacó con los Blue Jays de Toronto y los Athletics de Oakland.
Jardinero. Tony Oliva.
El cubano Antonio Oliva López Hernández Javique. ¿Qué no se puede decir del magnífico Tony Oliva? En 1969 se le vio con los cañeros de los Mochis gracias a algunos aficionados adinerados, quienes financiaron su entonces fabuloso sueldo de 50 mil pesos (antes de José López Portillo, por supuesto). En Grandes Ligas, Tony Oliva fue novato del año en 1964, ganó títulos de bateo, un guante de oro, apareció en juegos de estrellas, etc. etc.y otro etc.
Jardinero. Orestes Miñoso.
Saturnino Orestes Armas Miñoso Arrieta, cubano también, fue campeón de bateo la temporada 69-70 con los venados de Mazatlán. Fantástico pelotero. En su estancia por la gran carpa, Orestes Miñoso fue siete veces All-Star y tres veces guante de oro. Llegó a encabezar en varios años diversos departamentos de bateo.
Jardinero. Rickey Henderson.
Rickey Henley Henderson. Ex de la tribu de Navojoa, con quien ganó un título en la 78-79. Rickey Henderson es el más grande robador de bases en la historia de las Grandes Ligas con 1,406 colchonetas sustraídas, al tiempo de ser el poseedor del récord de mas carreras anotadas de por vida con 2,295. Ganador de innumerables premios de bateo y fildeo. En 1982, con los Yankees (“those God damn blessed Yankees”) impuso el récord de bases robadas en una temporada con 130. Los receptores rivales lo recordarán hasta el final de sus días (los de ellos, no los de Henderson).
Bateador Designado. Declarado Desierto.
Lo siento, pero soy tradicionalista y me gusta ver batear a los lanzadores. Pensé en Albert Bell, pero nadie lo quiere, ni su abuelita.
Pitcher Derecho. Curt Schilling.
Curtis Montague Schilling, pitcher derecho. Antes de ser famoso, Curt Schilling llegó a jugar con los execrables naranjeros. Le lanzó un sin hit ni carrera a los Tomateros. Después de ello se percató del tamaño de su blasfemia, no volvió a ganar ningún partido y fue expulsado de Hermosillo por supuesta indisciplina. Curt Schilling es uno de los mejores pitchers a la hora cero. Ganó anillos de Serie Mundial en 2001 con los Diamondbacks de Arizona y en 2004 y 2007 con los Red Sox de Boston.
Pitcher Zurdo. Dave Stewart (sic).
De acuerdo al canon correspondería elegir un pitcher zurdo, pero mi apuesta es por otro derecho: David Keith Stewart. El cara (y tirada) de piedra, Dave Stewart, formó parte de los mayos de Navojoa. En el béisbol gringo fue parte de la temible novena de Oakland, con quien jugó tres Series Mundiales consecutivas de 1988 a 1990, ganando la de 1989, la del terremoto, a unos atribulados Giants de San Francisco.
Banca. Dave Winfield, Brady Anderson, Luis González, Charlie Sands, Jeff Leonard, Willie Aikens, Tim Leary, Rudy Seanez, Delino Deshields, Vicente Padilla y Dick Hall.
Manager. Frank Robinson.
Frank Robinson es considerado uno de los peores managers posibles. A pesar de ello, Frank Robinson obtuvo el reconocimiento al Manager del Año en 1989, cuando dirigió a los Oriols de Baltimore. Su estilo para dirigir siempre fue controversial. En su época en Montreal se pasaba 16 horas al día jugando golf. El jueves 25 de mayo de 2006 rompió una de esas reglas no escritas del béisbol: los cambios de infielders deben hacerse discretamente entre innings. Frank Robinson, echando pestes, sacó en pleno juego al receptor Matt LeCroy de Washington, quien había permitido siete robos de base al equipo de Houston. La presencia de Frank Robinson obedece aquí a tres razones de peso: (1) Por respeto a su impecable trayectoria como pelotero, (2) Por haber dirigido un tiempo a los Tomateros de Culiacán en la temporada 77-78, (3) Porque no sería justo asignar un buen manager a un trabuco repleto de peloteros de los equipos rivales de Culiacán.
1 comentario:
Bienvenido al mundo mal pagado de los blogs...
Wico
Publicar un comentario