domingo, 23 de diciembre de 2007

ESAS MALDITAS COSTURAS


De niño nunca fui buen bateador de rectas. Tampoco de curvas. Bueno, ya entrando en confianza, ni de sliders, cambios, tenedores, nudillos, etc. No es que no viera o que no fuera capaz de distinguir e intuir los lanzamientos o que acaso me intimidara la multitud de enardecidos padres de familia; simplemente, sin albur, no aprendí a sacar a tiempo el bate. La esférica, por naturaleza, es elusiva.
La pelota de béisbol por sí sola representa un mundo mucho más intrincado que el contenido en ciencias enteras. Sería más simple disertar sobre la teoría de los campos unificados de Einstein, la filosofía de Kant o la Ley del Impuesto sobre la Renta de sepa dios quién, que sobre la combinatoria y la física gravitacional de esa pequeña esfericidad blakeana de cuero forrado. Por ello me limitaré a transcribir parte de un texto de Jorge Alfonso sobre uno de los elementos de la pelota: las inextricables 108 costuras de hilo rojo uniendo los pedazos de cuero.

Caprichosas Costuras

“Los análisis científicos de los laboratorios aseguran que éstas, aparte de sostener el forro, cumplen diversos propósitos al crear una resistencia al aire capaz de afectarla velocidad y dirección de la pelota (efecto Magnus), denominación dada en Física al empuje experimentado por una esfera o cilindro en rotación en el seno de una corriente fluida.
“El nombre de tal acción recoge el apellido de su descubridor (1852), el científico alemán Heinrich Gustav Magnus (1802-1870).
“Según el fundamento teórico, al imprimirle un movimiento de rotación a la pelota la resistencia al aire que oponen las costuras mueven la bola para arriba o para abajo y permite la curva hacia la derecha o la izquierda. El grado de esos cambios en la dirección depende de la velocidad y la rotación ejecutadas.
“Si se desea lanzar una bola rápida con sentido hacia arriba debe sostenerse la pelota de forma tal que el área mayor de las costuras quede transversal en relación con la línea de vuelo.
“El movimiento rotatorio hacia atrás será conseguido al poner las últimas articulaciones del índice y del dedo medio sobre la costura y en el punto lejano a la costura opuesta.
“Aunque al lanzamiento en curva se le aplica el mismo monto de fuerza impreso a la bola rápida, la velocidad es menor debido a que la fuerza total tiene dos direcciones, una de ellas rotatoria.
“Este movimiento provocador hacia los lados o hacia abajo, o una combinación de ambos, se logran mediante la rotación del antebrazo y la muñeca.”

Complicado, ¿no? Y si a todo lo anterior le sumamos velocidades de entre 60 a 100 millas por hora, de algún modo se puede comprender el reto implícito. Jugar béisbol no es cualquier cosa, por eso no puedo sino sentir una profunda devoción y respeto por esa maravilla del mundo. Si acaso existe vida inteligente en otros sitios del universo, ésta sería relativamente fácil de corroborar mediante la ubicación de complejos beisboleros en otros planetas. ¿Para qué molestarse, señores de la NASA, buscando bichos microscópicos?

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