jueves, 5 de mayo de 2011

EL VIEJO Y EL MAR




El Beisbol enseña a ganar honestamente, el beisbol enseña a perder con dignidad, el beisbol enseña todo, enseña la vida’

E.H.






—Tu asado es excelente —dijo el viejo.
—Hábleme de béisbol —le pidió el muchacho.
—En la Liga Americana, como te dije, los Yankees— dijo el viejo muy contento.
—Hoy perdieron —le dijo el muchacho.
—Eso no significa nada. El gran DiMaggio vuelve a ser lo que era.
—Tienen otros hombres en el equipo.
—Naturalmente. Pero con él la cosa es diferente. En la otra liga, entre el Brooklyn y el Filadelfia, tengo que quedarme con el Brooklyn.
Pero luego pienso en Dick Sisler y en aquellos lineazos suyos en el viejo parque.
—Nunca hubo nada como ellos. Jamás he visto a nadie mandar la pelota tan lejos. — ¿Recuerdas cuando venía a La Terraza? Yo quería llevarlo a pescar, pero era demasiado tímido para proponérselo. Luego te pedí a ti que se lo propusieras, y tú eras también demasia- do tímido.
—Lo sé. Fue un gran error. Pudo haber ido con nosotros. Luego eso nos hubiera que-
dado para toda la vida.
—Me hubiese gustado llevar a pescar al gran DiMaggio —dijo el viejo—. Dicen que su padre era pescador. Quizás fuese tan pobre como nosotros y comprendiera.
—El padre del gran Sisler no fue nunca pobre, y jugó en las Grandes Ligas cuando tenía mi edad. —Cuando yo tenía tu edad me hallaba de marinero en un velero de altura que iba al África, y he visto leones en las playas al atardecer.
—Lo sé. Usted me lo ha contado.
—¿Hablamos de África o de béisbol?
—Mejor de béisbol —dijo el muchacho—. Hábleme del gran John J. McGraw.
—A veces, en los viejos tiempos, solía venir también a La Terraza. Pero era rudo y bocón, y difícil cuando estaba bebido. No sólo pensaba en la pelota, sino también en los caballos. Por lo menos llevaba listas de caballos constantemente en el bolsillo y con frecuencia pronunciaba nombres de caballos por teléfono.
—Era un gran director —dijo el muchacho—. Mi padre cree que era el más grande.
¿Quién es realmente mejor director: Luque o Mike González?
—Creo que son iguales.
—El mejor pescador es usted.
—No. Conozco otros mejores.
—Qué va —dijo el muchacho— Hay muchos buenos pescadores y algunos grandes
pescadores. Pero como usted, ninguno.

-- Ernest Hemingway
“El Viejo y el Mar” (Fragmento)

miércoles, 4 de mayo de 2011

BEÍSBOL Y FILOSOFÍA



Raymond Angelo Belliotti, profesor de la Universidad Estatal de Nueva York publicó un formidable libro de su cosecha donde se aborda el paralelismo entre béisbol y filosofía.
La dinámica del libro torna en un gozo mayúsculo la lectura: se compara vida y filosofía de grandes peloteros y grandes filósofos. La intensidad de la mente de Ted Williams trae reminiscencias de Albert Camus y del Mito de Sísifo, porque el legendario bateador construía un camino de grandeza en cada temporada que se derrumbaba en los grandes juegos de Serie Mundial o de lucha por el banderín. Por su lado, la obsesión competitiva de Billy Martin recuerda a la del Príncipe de Nicolás Maquiavelo, donde la política es siempre un juego de suma cero, es decir, donde lo que ganan unos es siempre a costa de lo que pierden otros. No menos acertado, la filosofía campechana de Satchel Paige es comparada con la sabiduría de Marco Aurelio. Las múltiples facetas de Joe DiMaggio a su vez son equiparadas con la complejidad de la doctrina de Nietzsche. De modo similar, son analizados los puntos de conexión entre Joe Torre y Aristóteles, Jackie Robinson y Antonio Gramsci, Mickey Mantle y Santo Tomás de Aquino, John Franco y William James, José Canseco y Emmanuel Kant.
En definitiva, el profesor Bellioti ha escrito un claro ejemplo de cómo la filosofía se encuentra en el béisbol como en la vida misma y de que por lo tanto el estudio de aquélla es algo al alcance de todos, a única condición de abrir la mente al razonamiento y a las diferentes perspectivas de lo real-imaginario.

“Watching Baseball, Seeing Philosophy: The Great Thinkers at Play on the Diamond”
Raymond Angelo Belliotti
Editorial McFarland
198 pp.
Disponible en Amazon.com

martes, 3 de mayo de 2011

POEMA A SNOOPY



Snoopy conecta un hit,
mientras Lynus enreda su vista en la mantita,
corre Charlie Brown al límite del comic,
olvidándose del juego, preguntándose el sentido del brillo
del diamante entre la arena.

El lápiz del autor se turba, detiene el tiempo,
pasan inviernos e ideogramas musicales,
y le concede el lapsus,
toda la creación del mundo
que cabe
en la punta de un grafito.

-- Vladimir Baiza.

lunes, 2 de mayo de 2011

ELEGIA A MARTIN DIHIGO



Así como después de la tormenta
el guardabosque sale
para saber cuál ácana,
cuál guayacán, cuál ébano
cayó desarraigado por el viento,
así yo me detuve ante su cuerpo,
tronco de ramas frescas, húmedas todavía,
y lloré su caída.
Ahí viene.
Se lo llevan.
Con la fuerte cabeza reclinada
en su guante de pitcher va Dihigo.
El rostro de ceniza (la muerte de los negros)
y los ojos cerrados persiguiendo
una blanca pelota, ya la última.

Silencio.
Callados los amigos. El cortejo
pisa las calles de fieltro.
Ojos enrojecidos miran de las ventanas.

Está hecha de lágrimas la tarde.

-- Nicolás Guillén.

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