Esta novela llegó a mis manos como un préstamo del Lic. Landeros: “A ti que te gusta el béisbol, puede también que te guste esta novela.” La historia se centra en 10 trabajadores del campo y un perro, el Chamuquillo , por allá en la comarca lagunera, en concreto en el pueblo de Santa Teresa. El béisbol de los Tereseros de Santa Teresa se presenta en estas páginas como un divertimiento, como un fervor por la liturgia de la pelota y a la vez como un entresijo esencial donde la amistad, el amor –o mejor dicho, la franca calentura–, el sotol, el honor, el misterio y la muerte tienen cabida. En efecto, como en la vida misma, la muerte ronda en todo momento, cual telón de fondo: un asesinato no resuelto, un misterio tras otro misterio, el del béisbol mismo. Una historia bien contada, con un lenguaje llano y sin artificios innecesarios: “El juez gritó ponche y nos quedamos a una carrerita mientras Sixto Benavides y su gente tiraba cachuchas al aire, pegaban gritos, mentaban madres y daban manotazos de puritita felicidad.” Lenguaje y béisbol en perfecta armonía. Para leer de un sentón, si señor. “Juegos de amor y malquerencia”, Jaime Muñoz Vargas Editorial, Joaquín Mortiz, 2003, 127 pp.
lunes, 11 de abril de 2011
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