El béisbol posee una fuerza y una persistencia estética propia de las bellas artes. La geometría del movimiento de bates, pelotas, guantes y jugadores alimenta el rumor de los espectadores, en escenas donde lo posible y lo imposible recrean un entresijo sobre lo concreto-real, es decir, recrean una manifestación por encima de la realidad. Por ello no debe extrañar que el gran maestro del surrealismo, Salvador Dalí subrayara su fascinación por el juego de pelota como una portentosa inspiración visual, al hablar del béisbol como un juego del que "como individuo, no sé nada, pero como artista, me obsesiona.
“He venido a Hollywood y me he tropezado con tres grandes surrealistas americanos: los hermanos Marx, Cecil B. DeMille y Walt Disney” escribía Dalí a André Breton en 1937. Dalí conoció personalmente a Disney en 1945. Un año después la compañía Walt Disney contrató a Dalí para trabajar en un cortometraje animado, donde el artista catalán aplicaría su método paranoico-crítico alrededor de la historia de una bailarina enamorada de un pelotero.
El método paranoico-crítico fue definido por el pintor como un vehículo o medio espontáneo de conocimiento irracional, cifrado en la asociación interpretativo-crítica de los fenómenos delirantes de la propia realidad, donde lo paranoico se asociara con la materia blanda y maleable como el queso camembert, y lo crítico se asociara con lo duro e inalterable como la Torre de Babel; tiempo y espacio como dimensiones oníricas y reales.
El proyecto se tituló “Destino” y estaba inspirado en la composición musical homónima del mexicano Armando Domínguez. Sin embargo, al parecer por problemas de presupuesto y de comercialización, “Destino” no pudo llevarse a cabo en las condiciones iniciales.
Décadas después, en 2003, Roy Disney, nieto del fundador, decidió recuperar el corto, del que sólo existían 15 segundos experimentales, y montó un film de dibujos animados de siete minutos. El director francés y experto en animación Dominique Monfery utilizó la técnica 3D con el fin de proporcionarle a los dibujos animados la calidad plástica y la dimensionalidad propia de los trabajos realizados por Dalí en la propuesta original.
Conforme a la propia idea original, el cortometraje relata los amores de una bailarina por un jugador de béisbol, dentro de un contexto daliniano: relojes blandos, hormigas furiosas, perspectivas forzadas, sombras estilizadas y sugerencias sexuales enfermizas y repulsivas. La bailarina sufre una metamorfosis y adquiere el carácter de una mujer-pelota; el pelotero, en cambio, toma un bate para tornarse en un hombre-bate. Pelota y bate se conocen, se gustan, pero el tiempo, representado por el dios griego Cronos, se impone. El juego que no termina ha de terminar, aunque sólo sea para iniciar de nuevo; el juego persiste en la memoria. Al mismo tiempo, en “Destino” el béisbol es una coreografía de lo romántico, es decir, de la trasgresión, de lo obsesivo, de lo duro y de lo blando, mas la realidad y sus límites no pueden escapar al destino, el sueño termina en la ilusión del movimiento.
El cortometraje “Destino” puede ser visto en la siguiente liga:
http://www.tridimagine.com/2011/01/destino-salvador-dali-y-disney.html
“He venido a Hollywood y me he tropezado con tres grandes surrealistas americanos: los hermanos Marx, Cecil B. DeMille y Walt Disney” escribía Dalí a André Breton en 1937. Dalí conoció personalmente a Disney en 1945. Un año después la compañía Walt Disney contrató a Dalí para trabajar en un cortometraje animado, donde el artista catalán aplicaría su método paranoico-crítico alrededor de la historia de una bailarina enamorada de un pelotero.
El método paranoico-crítico fue definido por el pintor como un vehículo o medio espontáneo de conocimiento irracional, cifrado en la asociación interpretativo-crítica de los fenómenos delirantes de la propia realidad, donde lo paranoico se asociara con la materia blanda y maleable como el queso camembert, y lo crítico se asociara con lo duro e inalterable como la Torre de Babel; tiempo y espacio como dimensiones oníricas y reales.
El proyecto se tituló “Destino” y estaba inspirado en la composición musical homónima del mexicano Armando Domínguez. Sin embargo, al parecer por problemas de presupuesto y de comercialización, “Destino” no pudo llevarse a cabo en las condiciones iniciales.
Décadas después, en 2003, Roy Disney, nieto del fundador, decidió recuperar el corto, del que sólo existían 15 segundos experimentales, y montó un film de dibujos animados de siete minutos. El director francés y experto en animación Dominique Monfery utilizó la técnica 3D con el fin de proporcionarle a los dibujos animados la calidad plástica y la dimensionalidad propia de los trabajos realizados por Dalí en la propuesta original.
Conforme a la propia idea original, el cortometraje relata los amores de una bailarina por un jugador de béisbol, dentro de un contexto daliniano: relojes blandos, hormigas furiosas, perspectivas forzadas, sombras estilizadas y sugerencias sexuales enfermizas y repulsivas. La bailarina sufre una metamorfosis y adquiere el carácter de una mujer-pelota; el pelotero, en cambio, toma un bate para tornarse en un hombre-bate. Pelota y bate se conocen, se gustan, pero el tiempo, representado por el dios griego Cronos, se impone. El juego que no termina ha de terminar, aunque sólo sea para iniciar de nuevo; el juego persiste en la memoria. Al mismo tiempo, en “Destino” el béisbol es una coreografía de lo romántico, es decir, de la trasgresión, de lo obsesivo, de lo duro y de lo blando, mas la realidad y sus límites no pueden escapar al destino, el sueño termina en la ilusión del movimiento.
El cortometraje “Destino” puede ser visto en la siguiente liga:
http://www.tridimagine.com/2011/01/destino-salvador-dali-y-disney.html
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