No, nunca fue como Mickey Mantle, con quien tanto se le comparó al inicio de su carrera, pero en cambio fue un sólido parador en corto por 17 temporadas que incluso se convirtió en el tercer Yankee (después de Dimaggio y Mantle) en ganar más de cien mil dólares al año. De 1971 a 1974, Murcer participó en el Juego de Estrellas. En 1972 obtuvo el Guante de Oro.
En los años 1980’s, Mercer fue comentarista de los juegos de los Yankees, haciendo equipo con el gran Phil Rizzuto, Frank Messer y Bill White. Es difícil no recordar su inconfundible acento sureño de Oklahoma (algo así como la versión americana del acento culichi). Cuando en una ocasión alguien lo criticó al respecto, Mercer respondió imperturbable: “He pasado más de cuatro décadas tratando de perfeccionar ese acento y tengan por seguro que no lo voy a cambiar.”
Bobby Mercer falleció el 12 de julio de 2008 a los 62 años. Descanse en paz ese hombre que tanto amó la camiseta Yankee. Lo despedimos con estos versos del poeta Antonio Machado:
En los años 1980’s, Mercer fue comentarista de los juegos de los Yankees, haciendo equipo con el gran Phil Rizzuto, Frank Messer y Bill White. Es difícil no recordar su inconfundible acento sureño de Oklahoma (algo así como la versión americana del acento culichi). Cuando en una ocasión alguien lo criticó al respecto, Mercer respondió imperturbable: “He pasado más de cuatro décadas tratando de perfeccionar ese acento y tengan por seguro que no lo voy a cambiar.”
Bobby Mercer falleció el 12 de julio de 2008 a los 62 años. Descanse en paz ese hombre que tanto amó la camiseta Yankee. Lo despedimos con estos versos del poeta Antonio Machado:
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Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
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