martes, 22 de enero de 2008

DE LA VENGANZA COMO UN TRASTO TAN INÚTIL


La frase es del maestro Enrique Bunbury, pero aplica por igual a oscuras alucinaciones roqueras y a no menos oscuras tesis de fundamentalismo beisbolero.
Perdieron los Tomateros en semifinales. Un séptimo juego donde murieron de nada. O mejor dicho, donde murieron de todo. Obregón hizo valer su condición de local y está ahora en la final.
¿Odio contra Obregón? ¿Deseos de venganza? No, en lo absoluto. ¿Para qué? Ganó el mejor según las circunstancias. Culiacán tuvo innumerables oportunidades y no las aprovechó. Punto.

LAS FINALES 2007-2008

Sería ridículo caer en la ramplona tentación de desear la derrota de Obregón. Yo, por mi parte, les otorgo mi apoyo, si bien un tanto pasivo. ¿Cómo no pensar en una disyuntiva de fácil elección? ¿Obregón o Mazatlán? ¿Los yaquis que nos ganaron o los despreciables venados?
Siendo así la cosa, van las canicas a favor de Obregón. ¿Sonora contra Sinaloa? Ja. Esto no se resuelve en el falso regionalismo o en la lógica patriotera, sino en la auténtica rivalidad deportiva. Venga yaquis, aún sea por el mísero placer de ver caer a los venados.

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