John Ashbery (“Por dónde Vagaré”, “Autorretrato en un Espejo Convexo”, “Como en un Proyecto del que Nadie Habla”) es un poeta y traductor americano nacido en 1927 en Rochester, Nueva York. John Ashbery se caracteriza por un surrealismo capaz de desafiar la propia lógica del surrealismo. No por nada ha ganado casi todos los premios más importantes de poesía en su país. El Nobel puede llegar en cualquier momento.
Bajo esos antecedentes, presento aquí una entrevista de nueve entradas con John Ashbery. Imaginé con él estas preguntas sobre el béisbol. Imaginé que John Ashbery imaginaba estas respuestas. De ese modo, podríamos acercarnos más a lo (im)posible: Ser don Quijote por un instante.
Mister Ashbery, ¿qué es el béisbol para usted?
JA: El béisbol no es exactamente un deporte, ni siquiera algún tipo de actividad estrictamente física, sino una conciencia, la sustancia más sensible descubierta hasta la fecha para registrar las fluctuaciones de la angustia de la existencia día a día, minuto a minuto.
¿Alguna memoria en particular sobre el béisbol?
JA: Pequeños vislumbres de los estadios neoyorquinos en los años cuarenta. La mente es han hospitalaria albergándolo todo y no te das cuenta, hasta que todo ha terminado, qué poco había que aprender. Veo algún doble play o cuadrangular salvador en Yankee Stadium a través de las cadenas de humo del cigarrillo. El béisbol en su médula invisible está más allá de lo real concreto y de las certezas de vivir y morir.
¿Le gusta ir a los estadios?
JA: De noche. Desde ahí se pueden ver las estrellas y sobre todo nuevas aventuras. Personas-objeto en un diamante eterno. Apenas expresamos nuestras propias ideas ante tal conjunto de movimientos, pero podemos recordar a éstos con tanta facilidad como el día en que nacimos.
(Le pido en ese momento a John Ashbery que me permita tomarle una fotografía. Accede, pero me advierte: “Michaux escribió: «Un hombre y su rostro es un poco como si estuvieran devorándose mutuamente sin cesar.»”)
¿Por qué las personas aman especialmente los cuadrangulares?
JA: Es la historia de cualquiera. Es decir, la historia que cualquiera desearía escribir. Un viaje sentimental ante todo. Despertarse de un sueño para entrar en otro. Nosotros somos ese sueño. No nos hemos movido ni siquiera un centímetro y todo ha cambiado a partir de una pelota bateada con fortuna. Nos perdemos por la vida, pero la vida en forma de ese batazo de algún modo nos encuentra. También hay lugar para salirse de la vida, entendida ésta como un elemento circunscrito a cierta geometría. Sería otra posible metáfora de un cuadrangular.
Albert Camus planteaba el suicidio como el primer problema filosófico. ¿Cómo describir un squeeze play suicida en la novena entrada?
(El rostro de Ahsbery se ilumina)
JA: No se trata de filosofía. Eso debe ser poesía. Desmesura en su justa medida. ¿Sabes? Fue un invento de un manager de los Yankees, Jake Reid. Hasta donde sé, fue intentado por primera vez en la Serie Mundial de 1931. Tocar con corredor en tercera y dos outs. Es volverse un sargazo movedizo en la tarda. Descargas eléctricas apenas se ven al principio. Después explotan en un chaparrón de destellos inmóviles color relámpago. Cada uno de los jugadores piensa: “Nada de esto me sucede a mí”. El itinerario de la apuesta absoluta.
¿Quiénes han sido los más grandes en el juego de pelota? Pienso a manera de límites en una conjunción de ciertos parámetros: poder, brazo y velocidad.
JA: Estás hablando entonces de bateadores. ¿Para qué los límites? ¿Dónde dejas a Cy Young o a Walter Johnson? Bajo tus parámetros me forzarías a mencionar a Mickey Mantle, Joe Dimaggio, Willie Mays y Roberto Clemente. No estoy seguro si ello es lo apropiado, tendría que haber sitio para Babe Ruth o Ty Cobb. Para Jimmie Foxx también, era un fuera de serie. ¿Y cómo calificas la nobleza de Lou Gehrig? ¿Qué hay sobre Hank Greenberg y, más recientemente, sobre Alex Rodríguez? ¿Por qué hablar siempre en pasado? El pasado pesa tanto en nosotros, como si esa memoria se volviera una institución.
Cierto. Si, como señaló Borges, el futuro es la sustancia de la que está hecho el tiempo, pues apenas lo decimos y avanzamos inexorablemente hacia un futuro revestido de presente, ¿cree que la sustancia del béisbol se encuentra en el porvenir y que en consecuencia con el tiempo llegarán mejores peloteros e incluso mejores aficionados?
JA: Lo decía al principio, hay registros cronológicos inmersos, pero la cuestión de la sustancia del béisbol se encuentra más allá de una dimensión temporal. Si no fuese así, ¿cómo explicas los espacios exóticos del béisbol. Hay momentos, pero también lugares aquí y allá; otros más, refrescados en algo complejo como la memoria: a una vez tiempo y lugar. En cuanto a los peloteros del futuro, el desplazamiento resulta algo inevitable. Así todos los que ahora son más que jóvenes resultarán desplazados les guste o no, y sólo los muy viejos o los muy jóvenes tienen la palabra en este asunto. Pero siempre habrá una crónica con destreza acerca de las cosas que los hombres han hecho o dicho. Podemos imaginar un poco sobre un mejor béisbol, podría estar sucediendo afuera ahora mismo, pero de algún modo siempre nos identificaremos con un amor que nos definió por un rato y cuando volvamos atrás unos pasos para mirar de nuevo ese pasado, quizá encontremos la eternidad en ese intervalo.
Ya que menciona al amor… Se suele ligar al béisbol con todo tipo de corrientes románticas. ¿Qué piensa al respecto?
JA: ¿De veras se necesitan comentarios como el nuestro? No lo sé, tendría que implicar algún tipo de vacío. El amor se desvanece hábilmente al final, dejando ¿qué? Un vacío bañado quizá de frescura. Es decir, un nuevo tipo de vacío. Pero el béisbol está, “jerárquicamente” hablando, por encima de lo vacuo. Si ha de establecerse algún nexo entre béisbol y romanticismo, en todo caso éste debería quedar comprendido en aquél, de lo contrario, no sé como ligar el béisbol con una exhortación latina a las manzanas o con una oda al heroísmo de la batalla de Hastings. Si te refieres al movimiento romántico poético es curioso, pues éste surge más o menos en la misma época de los antecedentes más cercanos del béisbol moderno. Ciertas cosas son a la vez demasiados aburridas y demasiado interesantes para hablar de ellas, y ésta debe ser una.
Nos ha llegado el último turno. Del transcurrir de la existencia, ¿se queda con el béisbol?
Bajo esos antecedentes, presento aquí una entrevista de nueve entradas con John Ashbery. Imaginé con él estas preguntas sobre el béisbol. Imaginé que John Ashbery imaginaba estas respuestas. De ese modo, podríamos acercarnos más a lo (im)posible: Ser don Quijote por un instante.
Mister Ashbery, ¿qué es el béisbol para usted?
JA: El béisbol no es exactamente un deporte, ni siquiera algún tipo de actividad estrictamente física, sino una conciencia, la sustancia más sensible descubierta hasta la fecha para registrar las fluctuaciones de la angustia de la existencia día a día, minuto a minuto.
¿Alguna memoria en particular sobre el béisbol?
JA: Pequeños vislumbres de los estadios neoyorquinos en los años cuarenta. La mente es han hospitalaria albergándolo todo y no te das cuenta, hasta que todo ha terminado, qué poco había que aprender. Veo algún doble play o cuadrangular salvador en Yankee Stadium a través de las cadenas de humo del cigarrillo. El béisbol en su médula invisible está más allá de lo real concreto y de las certezas de vivir y morir.
¿Le gusta ir a los estadios?
JA: De noche. Desde ahí se pueden ver las estrellas y sobre todo nuevas aventuras. Personas-objeto en un diamante eterno. Apenas expresamos nuestras propias ideas ante tal conjunto de movimientos, pero podemos recordar a éstos con tanta facilidad como el día en que nacimos.
(Le pido en ese momento a John Ashbery que me permita tomarle una fotografía. Accede, pero me advierte: “Michaux escribió: «Un hombre y su rostro es un poco como si estuvieran devorándose mutuamente sin cesar.»”)
¿Por qué las personas aman especialmente los cuadrangulares?
JA: Es la historia de cualquiera. Es decir, la historia que cualquiera desearía escribir. Un viaje sentimental ante todo. Despertarse de un sueño para entrar en otro. Nosotros somos ese sueño. No nos hemos movido ni siquiera un centímetro y todo ha cambiado a partir de una pelota bateada con fortuna. Nos perdemos por la vida, pero la vida en forma de ese batazo de algún modo nos encuentra. También hay lugar para salirse de la vida, entendida ésta como un elemento circunscrito a cierta geometría. Sería otra posible metáfora de un cuadrangular.
Albert Camus planteaba el suicidio como el primer problema filosófico. ¿Cómo describir un squeeze play suicida en la novena entrada?
(El rostro de Ahsbery se ilumina)
JA: No se trata de filosofía. Eso debe ser poesía. Desmesura en su justa medida. ¿Sabes? Fue un invento de un manager de los Yankees, Jake Reid. Hasta donde sé, fue intentado por primera vez en la Serie Mundial de 1931. Tocar con corredor en tercera y dos outs. Es volverse un sargazo movedizo en la tarda. Descargas eléctricas apenas se ven al principio. Después explotan en un chaparrón de destellos inmóviles color relámpago. Cada uno de los jugadores piensa: “Nada de esto me sucede a mí”. El itinerario de la apuesta absoluta.
¿Quiénes han sido los más grandes en el juego de pelota? Pienso a manera de límites en una conjunción de ciertos parámetros: poder, brazo y velocidad.
JA: Estás hablando entonces de bateadores. ¿Para qué los límites? ¿Dónde dejas a Cy Young o a Walter Johnson? Bajo tus parámetros me forzarías a mencionar a Mickey Mantle, Joe Dimaggio, Willie Mays y Roberto Clemente. No estoy seguro si ello es lo apropiado, tendría que haber sitio para Babe Ruth o Ty Cobb. Para Jimmie Foxx también, era un fuera de serie. ¿Y cómo calificas la nobleza de Lou Gehrig? ¿Qué hay sobre Hank Greenberg y, más recientemente, sobre Alex Rodríguez? ¿Por qué hablar siempre en pasado? El pasado pesa tanto en nosotros, como si esa memoria se volviera una institución.
Cierto. Si, como señaló Borges, el futuro es la sustancia de la que está hecho el tiempo, pues apenas lo decimos y avanzamos inexorablemente hacia un futuro revestido de presente, ¿cree que la sustancia del béisbol se encuentra en el porvenir y que en consecuencia con el tiempo llegarán mejores peloteros e incluso mejores aficionados?
JA: Lo decía al principio, hay registros cronológicos inmersos, pero la cuestión de la sustancia del béisbol se encuentra más allá de una dimensión temporal. Si no fuese así, ¿cómo explicas los espacios exóticos del béisbol. Hay momentos, pero también lugares aquí y allá; otros más, refrescados en algo complejo como la memoria: a una vez tiempo y lugar. En cuanto a los peloteros del futuro, el desplazamiento resulta algo inevitable. Así todos los que ahora son más que jóvenes resultarán desplazados les guste o no, y sólo los muy viejos o los muy jóvenes tienen la palabra en este asunto. Pero siempre habrá una crónica con destreza acerca de las cosas que los hombres han hecho o dicho. Podemos imaginar un poco sobre un mejor béisbol, podría estar sucediendo afuera ahora mismo, pero de algún modo siempre nos identificaremos con un amor que nos definió por un rato y cuando volvamos atrás unos pasos para mirar de nuevo ese pasado, quizá encontremos la eternidad en ese intervalo.
Ya que menciona al amor… Se suele ligar al béisbol con todo tipo de corrientes románticas. ¿Qué piensa al respecto?
JA: ¿De veras se necesitan comentarios como el nuestro? No lo sé, tendría que implicar algún tipo de vacío. El amor se desvanece hábilmente al final, dejando ¿qué? Un vacío bañado quizá de frescura. Es decir, un nuevo tipo de vacío. Pero el béisbol está, “jerárquicamente” hablando, por encima de lo vacuo. Si ha de establecerse algún nexo entre béisbol y romanticismo, en todo caso éste debería quedar comprendido en aquél, de lo contrario, no sé como ligar el béisbol con una exhortación latina a las manzanas o con una oda al heroísmo de la batalla de Hastings. Si te refieres al movimiento romántico poético es curioso, pues éste surge más o menos en la misma época de los antecedentes más cercanos del béisbol moderno. Ciertas cosas son a la vez demasiados aburridas y demasiado interesantes para hablar de ellas, y ésta debe ser una.
Nos ha llegado el último turno. Del transcurrir de la existencia, ¿se queda con el béisbol?
JA: Sí, entendido el béisbol como una de las caras de la locura. Solos con nuestra locura y nuestra flor favorita.
&&&